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LluisJove

Lluís Jové. Amics de les Arts, Terrassa, 1972

Lluís Jové i Teixidó

28 de noviembre de 1948 – 29 de abril de 1991


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Lluís Jové i Teixidó nace en una masía del municipio de Les Oluges (La Segarra), el 28 de noviembre de 1948, hijo de una familia campesina y masovera sin ningún tipo de vínculo artístico familiar.

En 1950 la familia se traslada a Terrassa (Vallès Occidental). Desde muy pequeño demuestra tener una sensibilidad artística especial y un espíritu libre, motivo por el cual, los años en la escuela nacionalcatólica de la época, le resultaron muy difíciles. A los 14 años abandona la escuela y realiza un primer intento de formación artística sin éxito en una escuela de Bellas Artes. A partir de ese momento, se dedica durante años a aprender de forma autodidacta. Se pasa muchas horas en diferentes bibliotecas, donde adquiere conocimientos de cultura general y, especialmente, de disciplinas artísticas. Trabajó durante 9 años como montador óptico.

En 1970 entra en relación con la entidad Amics de les Arts i Joventuts Musicals de Terrassa, donde por primera vez se encuentra con el afecto de personas con las mismas inquietudes. Empieza a relacionarse con pintores como Roc Alabern, cineastas como Antoni Verdaguer y arquitectos como Lluís Rambla o Francesc Bacardit. Con ellos y con un grupo de gente joven y entusiasta, empieza su etapa de arte pobre y conceptual. Los fines de semana organiza happenings y environments, primero en Terrassa y posteriormente en otras poblaciones catalanas. Durante los años 1974, 1975 y 1979, empieza su periplo de estancias diversas, viviendo largas temporadas en París, Florencia, Granada y Madrid, alternando con épocas en Terrassa y Barcelona.

A partir de 1985, su actividad artística se reduce a causa de los primeros síntomas del SIDA, hasta el posterior desenlace de su enfermedad el 29 de abril de 1991.

Lluís Jové, una persona que siempre se educó para aprender arte sin ningún tipo de método preestablecido y sin la supervisión de ningún maestro. Asimilaba como una esponja todo lo que le llenaba a nivel plástico, pero sin hacer ningún esfuerzo excesivo por retener nada que no le impactase, que no le llegase a los sentidos. Siempre escogió los mejores referentes para instruirse. Podría decirse que se trata de un caso paradigmático dentro de los autodidactas, puesto que plantea hasta qué punto el autodidacta es autodidacta. Aprendió por si mismo pero hasta cierto punto. ¿Es posible afirmar que Picasso, Bourdelle, Matisse, Torres García, Tatlin, Christo y Warhol fueron unos cuántos de sus maestros? Sin la menor duda, porque así nos lo indica su obra, de todos ellos se nutre, es por ello que podemos definirlo como autodidacta, como alguien que tiene un mínimo de curiosidad. Muchos personajes han tenido maestros de carne y hueso, y otros como Lluís Jové, solamente han tenido el papel de los libros para aprender. “Siempre hay que desconfiar de los autodidactas”, confesó él mismo. ¿Por qué? Porque detrás de ellos siempre hay momentos de lucidez que superan a cualquier maestro. Cuando algo se consigue sin ningún tipo de ayuda, todo el mundo sospecha, y más si se presume de ello. Lluís Jové fue una excepción.

No todo el mundo tiene la suerte de Aristóteles, que tuvo como maestro a Platón; ni la suerte de Platón, que tuvo como maestro a Sócrates; ni la suerte de Sócrates que tuvo como maestra a Diotima. El mérito de Lluís Jové es que fue capaz de captar la esencia de sus referentes como fuente de conocimientos creativos y llevarlos a un más allá suyo. Si todo el conjunto lo llevamos hasta el límite de nuestras consecuencias, nada de lo que somos es verdaderamente nuestro, todos y todas nos hemos formado en cierto modo con maestros, y en otros, de modo autodidacta, nada de lo que hemos aprendido puede ser aprendido a priori.

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Miquel Mallafré

Profesor de Historia del arte y co-comisario de la exposición

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Obra de Lluís Jové

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